domingo, 18 de abril de 2010

Cortos

Me pica la cabeza. Hace días que me está picando la cabeza y no sé si rascarme. No es que no me haya rascado, pero igual sigo dudando si rascarme o no. Pero es que me pica la cabeza. Esta es una alegoría que hace referencia a un hombre que en otro lugar sí se rasca la cabeza. Yo quisiera ser ese que se rasca la cabeza. Pero a mi me pica la cabeza y no me rasco por estar pensando en que me pica.

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Se cayó en un charco y a mi me dio risa. O a mi me dio risa y se cayó en un charco. Yo me caí en un charco mientras él se reía. Noté que se reía porque me caí en el charco. Me vio riéndome, me reí viéndolo viéndome reirme. Me caí sin verlo y él viéndome cayéndome en el charco. A mi me dio risa. A mi me dio risa.

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Empezando, pesando, fui asando. Me vi cazando cansado, antes del asado pasado. Me quemé, que me quemé, me quemé ¿qué me importa?. Trago amargo el que me endulza y me hace sentir desesperado, sin saber para donde mover los pies, tiemblo. Mastico con gran trabajo el pedazo de carne, carne dura que ya quiero terminar. Respiro corto. Ya me quiero ir.

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Hoy. Hoy me di cuenta de que solo hacía sentir incómodo al silencio. Incómodo y todo lo sentí riéndose de mí cuando traté de encontrarlo debajo de una cobija. Lo que pasó fue que justo cuando estaba empezando a disfrutarlo, me di cuenta de que estaba empezando a disfrutarlo y lo saqué a patadas. El silencio me esquiva.

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