Salir del baño mojado no es una sensación cómoda, mucho menos lo es encontrar que no hay toalla. Es peor que cagar sin papel, es una mierda, dos, tres, cuatro y más, aunque es ser atrevido contarlo. Recibir el viento frío enferma, en cada lugar que hay una gotera el aire punza. Vestirse mojado acentúa el mar de sensaciones malucas. El cabello encuentra espacio para arrojar goteras en donde duele más. Todo esto produce escalofríos hasta entumecer las manos de un mocho. Bajar las escaleras es caerse, comer huevo frío es vomitar. Salir es rasparse resbalando. Los carros pasan mojando. Casi llegando a donde se va se recuerda lo olvidado. Caminar cansa, cada paso agota hasta llegar al mareo, el mareo es desvarío, el desvarío es alucinación. Todo vuelve a comenzar, se ha mojado, se ha caído, se ha resbalado, se ha vomitado, se ha enfermado. Pasa el mareo, pasa el desvarío y ya no se alucina.
...Y es una maldición llegar sano y salvo.
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