Yo lo vi salir silvando esta mañana, incluso movía las manos, exagerado, a su paso.
La cabeza la llevaba alta, pero a nadie estaba retando.
Llevaba una sonrisa maliciosa y yo creo que ni siquiera estaba pensando.
Yo lo vi bajar las escaleras brincando y como bailando y eso que tenía setenta años.
Abrió la puerta y yo luego vi como que cantó con la mano.
Siguió silvando y en la calle a todo el mundo iba saludando, parecía que el viento lo estaba acariciando.
Cuando giró en la esquina y lo perdí de vista, yo ya estaba silvando.
Yo ya iba a empezar a mover las manos caminando y la cabeza levantando.
Sin pensarlo, en mi cara una sonrisa se estaba dibujando.
Yo ya no estaba pensando.
Yo casi que ya estaba brincando y con ganas de estar saludando.
No alcancé, a él lo mató un carro.
No hay comentarios:
Publicar un comentario