jueves, 12 de marzo de 2009

La llamada

Acabo de prender el computador. Al entrar a mi cuarto sentí otra vez el ruido. Cuando abría la puerta de mi apartamento sentí un ruido y antes ya había sentido miedo cuando subía las escaleras. El ascensor estaba lleno de muebles. Había entrado al edificio por la parte de atrás y alguien se estaba trasteando. Entré por allí, ya que sobre esa misma calle me deja el bus. El bus partió a una cuadra del lugar donde trabajo. Es un edificio. Para encontrarlo, fui hasta la esquina después de salir, giré y ahí ya estaba parqueado. Bajé desde la oficina por el ascensor y cuando me iba a subir sorprendí a una pareja besándose. Antes de ir hasta el ascensor, fui al baño. Olía mal. Antes de eso, vi al gordo de barba acomodándose la correa, eso fue cuando salía de mi cubículo. Pude irme temprano ya que terminé antes de tiempo lo que estaba haciendo, cuando estaba imprimiendo, el gordo de barba pasó carriendo con dirección al baño. Había comenzado una hora antes con un informe y había visto a un gordo de barba comiéndose un sanduche con abundante huevo en su puesto de trabajo. Yo ya había amorzado y hace una hora estaba sentando en mi escritorio, al volver del parque. Del parque había llegado con mucho calor y prendí el ventilador que hay en mi cubículo. Me había venido caminando muy rápido y la mayor parte de las dos cuadras que me separan del parque las caminé por donde no había sombra. En el parque estaba sentado al sol en una banca y en esa banca comí fideos con pollo. Al lado, en un basurero estaba la bolsa en que los había traido. Cuando llegué lo primero que hice fue abrir la comida y botar todo lo que la envolvía con rapidez. Llegué ahí con mucha hambre y había venido, casi corriendo. Antes de salir del edificio, había bajado desde el 4 piso donde está mi oficina, por las escaleras. Cuando venía bajando, un muchacho de los que llevan pedidos a domicilio venía subiendo, lo que traía olía mucho a huevo. Antes de ir a las escaleras hay una puerta abatible, casi tumbo a la recepcionista cuando ella venía en dirección contraria, no miraba porque venía llorando. Salí con prisa, después de llegar el pedido de comida china, no quería que se enfriara nada. Con este llegó un chino de bigote y con uniforme de pintor , blanco y sudando. Yo lo recibí porque la recepcionista no estaba. Antes de llegar el pedido me la había pasado mirando un libro con el estómago vacío, empecé a mirarlo después de que llame a un restaurante chino a hacer un pedido. Tuve que esperar para llamar a que la recepcionista dejara de usar el teléfono, discutía con alguien. Era mediodía. Acababa de colgar mi celular, después de una llamada extraña, no había hablado nadie. La llamada venía de mi apartamento vacío según vi en el identificador.

No hay comentarios:

Publicar un comentario